Los perros y caballos son los animales que más vemos en la
calle durante el día, eso no excluye a los gatos, que también andan en la vía
pública, aunque son menos visibles. Estos constituyen un problema de salud
pública que no tiene respuesta en la Municipalidad de Resistencia; del cual se
hacen cargo las protectoras de animales y donde el Consejo de Veterinarios del
Chaco pone palos en la rueda. Por Mónica Kreibohm - Fotos: Germán Pomar
La población de perros y gatos llega a 120.000, de los
cuales la mitad está en situación de calle, esto quiere decir que están
permanentemente en la vía pública, ya sea porque no tienen dueño o porque las
personas que los tienen a su cargo los dejan ahí. A éstos, se suman los casi
1.000 caballos que tiran de los carros que circulan en el Gran Resistencia.
Estamos hablando de 61.000 animales sueltos, sin atención de ningún tipo.
*Problema sanitario
Los perros y gatos, especialmente los primeros, al estar en
la vía pública, defienden su territorio y cuando lo ven amenazado, atacan o
muerden a las personas. Así es como se producen las mordeduras, a la que todos
responden con patadas, insultos y violencia contra el can.
Ninguna de estas organizaciones cuenta con un refugio para
rescatar los animales y el teléfono de ellas es lo primero que dan en la
Municipalidad de Resistencia cuando alguien por un animal en peligro
Los perros que están sueltos en la calle también son
protagonistas de accidentes de tránsito, al cruzarse de una vereda a otra, provocan
accidentes con motos, bicicletas o automóviles. En el mejor de los casos salen
ilesos, pero sí hay caídas de motociclistas, salen heridos humano y animal. En
ambos casos, la persona no tiene a quien reclamar porque ese pichicho es de
nadie y niguna persona se hace cargo. Las denuncias en este caso van a los
juzgados, donde mueren en el circuito burocrático.
La segunda arista es la contaminación ambiental: los perros
y gatos en calle, hacen sus necesidades allí y son foco de contaminación: las
heces y la orina producen malos olores y riegan de “regalitos” las veredas.
También contaminan cuando rompen las bolsas de basura en busca de alimento. Los
caballos hacen su aporte a la higiene de la ciudad con sus excrementos, que se
esparcen por las calles como crema verde untada en un pan de cemento.
Todos estos elementos hacen que los animales en la vía
pública sean un problema sanitario en Resistencia porque ni los dueños, ni el
Estado municipal, ni los profesionales ejecutan un plan integral que permita
darle una vida digna a los animales que ya están y reducir la población de los
que vendrían con la esterilización. El problema recae en la ciudadanía: ya sea
por inquietudes personales o nucleados en protectoras de animales, los
habitantes se organizan como pueden y se hacen cargo de los perros, gatos y
caballos que circulan por la ciudad.
Trabajo ciudadano
En nuestra ciudad existen tres entidades no gubernamentales
vinculadas al tema: Asociación Protectora de Animales del Chaco (Apach); Mapa
Chaco y Huellitas. Ellas realizan el trabajo de atención de perros, gatos y
caballos de la calle, ya sean accidentados; rescatados; enfermos o perdidos.
En diálogo con NORTE, Silvia Rodas de la Apach contó que
ahora tienen 16 cachorros, 45 perros adultos y dos caballos, todos repartidos
en las casas de las 30 personas que forman la asociación y sus colaboradores.
Ninguna de estas organizaciones cuenta con un refugio para rescatar los
animales y el teléfono de ellas es lo primero que dan en la Municipalidad de
Resistencia cuando alguien por un animal en peligro. Es decir, el Estado se
desentiende del tema y lo transfiere a los pocos particulares que buscan paliar
la situación.
Control de población
Los conservacionistas son los que afrontan el problema de
los animales en la calle. No sólo rescatan a los animales accidentados y pagan
su atención veterinaria, sino que se encargan de hacer campañas de castración y
vacunación por los barrios, ayudan en la búsqueda de animales perdidos y buscan
hogares responsables.
“La única manera de poner freno a esta situación es reducir
la población, especialmente de perros. Imaginate que una perra en cinco años de
vida genera unas 7.000 crías, porque se reproduce cada seis meses y la mitad de
esas crías son hembras que a su vez también dan a luz cada seis meses y tienen
otras crías que también se reproducen, y así en una cadena exponencial. Por eso
es que se ven tantos animales en la calle”, dice Rodas.
Ante el Estado ausente y los amos irresponsables, los que
las pagan a patadas o palazos son perros y gatos. La Dirección de Bromatología
de Resistencia no dio datos de la cantidad de castraciones que realizan al mes
y el Centro de Castración que posee está cerrado desde el 2005. “Sólo abrió
intermitentemente meses antes de las elecciones del 2011 y 2013 para decir que
hacía algo”, afirma Rodas.
Las protectoras llevan adelante las campañas con la unidad
móvil que les donó Lotería Chaqueña. La actividad se organiza así: previo a un
censo de la población canina y felina, un representante del barrio o vecindad
pide a la Apach, Huellitas o Mapa Chaco que se haga una jornada de castración y
vacunación en el lugar y entre ellos van coordinando la disponibilidad de los
recursos. En la unidad móvil trabajan veterinarios solidarios, que cobran
honorarios simbólicos y los materiales sanitarios van mitad por las protectoras
y mitad por la comunidad de dueños de los animales a castrar. A precios de hoy,
una castración tiene un costo de $85, $60 para el profesional y $25 de insumos.
Polémica veterinaria
Una perra en cinco años de vida genera unas 7.000 crías,
porque se reproduce cada seis meses y la mitad de esas crías son hembras que a
su vez también dan a luz cada seis meses y tienen otras crías que también se
reproducen, y así en una cadena exponencial. Por eso es que se ven tantos
animales en la calle
En este punto entra en acción el papel corporativo del
Consejo de Veterinarios del Chaco porque presiona a los mismos profesionales
solidarios que colaboran con las protectoras, aduciendo que rompen el
reglamento de ética profesional. Ellos sostienen que este trabajo social le
quita clientes a los veterinarios en ejercicio.
El Consejo de Veterinarios recomienda como una tarifa de
$300 para castración; en cualquier veterinaria no vacunan un animal por menos
de $150 y el Decreto 2.502/07 regula la actividad de las unidades móviles y
quirófanos provisorios, poniendo como una de las cláusulas que no pueden
trabajar más de un día en un mismo lugar. Algunos proteccionistas señalan que
estos mismos veterinarios son los que venden perros de moda a $5.000 o hasta
$10.000, como lo que se paga por un Bulldog Francés o un Pug.
Entre las tres asociaciones civiles de Resistencia están
haciendo al mes unas 400 castraciones, pero Resistencia necesita 40 esterilizaciones
por día para controlar la población de perros y gatos.
El municipio de Puerto Vilelas entendió que debía tomar
cartas en el asunto y desde agosto financia una campaña de castración y
vacunación. La misma se realiza de lunes a viernes con la unidad móvil de la
Apach, que visita los barrios de la ciudad portuaria, el municipio paga los
gastos de insumos y honorarios de veterinarios. Allí se realizan 75
castraciones por día, el doble de lo que se necesita para contener a los perros
y gatos.
Al aporte de las protectoras, se unen las acciones aisladas
de personas que identifican a los animales de la calle y le dan su ayuda:
cantidad de vecinos de Resistencia vacunan y dan de comer a los perros que
viven en sus veredas o cuadras. Estos mismos vecinos son los trabajan junto a
las organizaciones de defensa de los animales para hacer castraciones y
vacunaciones sociales.
*El caballo y el carro
Las protectoras trabajan junto a los carreros para la
atención sanitaria de los caballos que tiran de ellos. Calculan que en Gran
Resistencia circulan unos 1.000 carros, que en su mayoría realizan trabajos de
recolección de residuos. Al problema sanitario del caballo se suma el problema
económico social del carrero: el caballo muere en el carro y el carrero siendo
carrero, para ninguno de los dos hay otras opciones de vida. La alternativa más
digna para ambos sería que el caballo quede libre y que el carrero tenga un
trabajo formal y si se dedica a la recolección de residuos, exista un plan
municipal sustentable e integral que implique separación de basura y reciclaje
donde pueda ser empleado, pero nada de esto está contemplado en la proyección
Resistencia 2020.
La Dirección de Carrería supuestamente tiene que atender a
los caballos que se encuentran en la calle, ya sea enfermos o muertos, dando
alimentación y atención veterinaria. Teóricamente lo hacen y los llevan a un
predio en la localidad de El Palmar, en Soberanía y calle 16. Las guardias para
traslado son de 8 a 11 y de 16 a 00, no hay turnos de madruga ni de siesta por
si un caballo cae en la vía pública. Además, el manual de misiones y funciones
de Carrería establece que sólo pueden circular entre las ocho avenidas de 22 a
6, hecho que no se respeta. Tampoco se controla el estado del carro o quien lo
conduce: según la misma reglamentación, deben estar registrados a nombre de un
mayor; tener patente y banda refractante para evitar accidentes. Recordemos que
hace dos semanas murió un caballo atropellado por un camión en Santiago del
Estero al 1.000 al mediodía.
Hay un convenio que se firmó entre la Apach y Carrería en
2011, donde se establecía que la dependencia municipal facilitaría $3.000
mensuales para la atención y alimentación de los animales rescatados y un box
de internación. El primero se cumple, pero recién en octubre pagaron la cuota
correspondiente a julio. Del box, ni noticias como la misma Carrería nos
confirmó vía telefónica.
Veterinarias solidarias
Algunos de los profesionales y veterinarias comprometidos
con la causa de los animales en la calle son: Marcelo Oteo, en Córdoba casi
Güemes; Veterinaria Chaqueña en Castelli 2614; Veterinaria Fernando en San
Martín 1.560 de Barranqueras, Veterinaria Almirón en Alberdi 1825 y El Arca de
Noé en 25 de Mayo y calle 10.
Obs: materia proveído por un oyente...
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