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martes, 14 de julio de 2015

EL ALMIRANTE ROJAS CONTRA EL MARISCAL LÓPEZ

PILAR,-ÑEEMBUCÚ, FEBRERO DE 1977- PUBLICACIÖN en el periódico pilarense
SURGENTE – AÑO 1977 - DIRECTOR: Padre Federico Schiavon. Jefe de Redacción: Carlos Alberto Mazó Miers. Dirección y Administración: 14 de Mayo 712. Pilar, Paraguay.  

EL ALMIRANTE ROJAS CONTRA EL MARISCAL LÓPEZ.

En el diario Porteño LA NACION del viernes 21 de enero pasado apareció un suelto que transcribe párrafos de una carta del Almirante retirado Isaac Rojas, ex Vice-Presidente argentino del gobierno del General Aramburu del país hermano. En ella expresa su indignación  porque una calle de Buenos Aires lleva el nombre del _Mariscal Francisco Snolano López.
                Dice en su carta el Sr. Rojas: La historia de un pasado común, la estrecha amistad, más aún, la fraternidad y los vínculos de todo orden que nos ligan al Paraguay, sin contar los legítimos intereses comunes que benefician a ambos pueblos, y un destino que nos debe encontrar siempre unidos, no autorizan, sin embargo, a que la Republica Argentina decline de dignidad y empeñe su propio honor, olvidando los inmensos sacrificios que tuvo que rendir en el siglo anterior a costa de la sangre, de los sufrimiento indecibles de la vida de miles y miles de sus hijos, de su adelanto general, para defender, contestar y castigar los aleves y crueles ataques llevados en contra de sus desprevenidos buques de guerra, asaltados y muertos sus tripulantes, de la Provincia de Corrientes,  invadida y saqueada, su población torturada, diezmada y arreada en sufrientes columnas hasta el territorio guaraní. Todo ello ordenado por el tirano paraguayo mariscal Francisco Solano López, culpable por lo tanto de aquellos actos de feroz maldad e insidia incalificables que dieron lugar a la Guerra del Paraguay, en las que nuestras armas se cubrieron de gloria.
                Llama la atención la declaración del Almirante Rojas, en que injuria la memoria de un –héroe, como el Mariscal López, cuyo valor y sacrificio en aras de la causa de América, han trascendido hace mucho tiempo las páginas de la historia paraguaya, para pasar a ser un paradigma de heroísmo y valor en la historia de los pueblos del mundo. Es lastimosa la situación del Sr. Almirante Rojas, porque vertiendo expresiones sin fundamento y con una irresponsabilidad que no cabe en un marino de tan alta graduación, tuerce la verdad histórica pintando al Mariscal López como un tirano de feroz maldad, culpable de la guerra que nosotros llamamos  de la TRIPLE ALIANZA y que tal vez por problemas de conciencia la denominan en Argentina “la Guerra del Paraguay”. No queremos creer que un hombre de su jerarquía penetre en el terreno tan resbaladizo de la irresponsabilidad y exhiba públicamente la pobreza espiritual de quien enceguecido por el viejo odio de la oligarquía, ante la grandeza del Mariscal López, vomita las diatribas dignas de publicación de baja raiea. Cómo se podría hablar de amistad y fraternidad, cuando se comienza por insultar, calumniar y ofender los fueros más íntimos del pueblo Paraguayo.
                Ya en el fragor de la misma lucha injusta en que fuera llevado el Paraguay, para satisfacer apetitos e intereses de la oligarquía extranjera que dominaba la Argentina y cuyo agente fuera el propio Mitre, Presidente Argentino, y en la que intervino también la ambición de una familia de la enferma y declinante nobleza europea, que pretendió hacer de América su imperio de esclavos y en cuyos planes entraba la propia Argentina, como se demostró tan claramente después, se alzaron las voces de ilustres tribunos, la mayoría argentinos, que dijeron la verdad y que no pudieron ser callados nunca y cuyas palabras son el estigma que jamás podrá ser borrado del rostro cobarde, criminal y vergonzante de la Triple Alianza. Nosotros vamos a transcribir juicios y argumentos de algunos compatriotas del Sr. Almirante Rojas. Ellos habrán de contestarle desde las profundidades de los tiempos, defendiendo la causa paraguaya y desnudarán los bajos objetivos de la más nefasta y criminal alianza que pudo realizarse en contra de un pueblo, que desde el inicio mismo, no alentó ni permitió jamás la entronización de bajas y mezquinas fuerzas oligárquicas en su territorio y prefirió el ostracismo con el Dr. Francia, la resistencia vigorosa con Don Carlos y la Guerra sin claudicaciones, hasta el martirio en Cerro Corá, con el Mariscal López.
                José Mármol ex-Embajador argentino en Río de Janeiro expresó: “La Guerra fue consecuencia de la Alianza y no al revés. Como embajador argentino en Río de Janeiro me consta, que si bien el tratado lleva fecha de 1º de Mayo de 1865, comenzó de las hostilidades, el entendimiento entre el Gobierno Argentino y brasileño data de 1864”.
                José María Rosa, historiador argentino, en su libro (LA GUERRA DE PARAGUAY Y LAS MONTONERAS ARGENTINAS), página 159 y siguientes expresa: “Los brasileños no confesaron jamás o no quisieron confesar, la mano oculta que les trajo la alianza de la Argentina, les abrió la trampa de la invasión de la Republica Oriental y les acarreó, en consecuencia, desastrosa guerra con Paraguay. Treinta años después, el diplomático brasileño Saravia confesaba que la alianza con la Argentina concertada en el campamento de Flores, en las Puntas del Rosario el 18 de Junio de 1864, fue el hecho que movió a Brasil a invadir la Republica Oriental y acarreó la reacción de Paraguay. En cambio, los argentinos no pudieron explicar nunca por qué fueron a la guerra. En 1869 polemizaron en la prensa de Buenos Aires, Mitre, el oriental Juan Carlos Gómez, Mármol, Mariano Varela, Elizalde, Héctor Varela…Nadie se entiende ni hace falta. NADIE SUPO COMO EMPEZO LA GUERRA DEL PARAGUAY, NI PORQUE SE HIZO LA TRIPLE ALIANZA CON BRASIL Y FLORES. Los títeres no saben que representan movidos por hilos ocultos”. El titiritero era Mr. Thornton diplomático inglés.
                Pero sigamos leyendo a Rosa: “El Paraguay de López era un escándalo en América. UN PAÍS BASTANDOSE A SI MISMO QUE NADA TRAIA DE INGLATERRA, DEBERIA NECESARIA Y URGENTEMENTE PONERSE A LA ALTURA DE LA ARGENTINA DE MITRE”. Es decir descender a la bajeza del mitrismo y sus entregadores.
                David Peña, abogado, periodista, historiador y político argentino expresó: “Para detener con eficacia las rebeliones y protestas que se desbordan desde Buenos Aires hasta Jujuy contra la Guerra del Paraguay, fue menester gobernar la Republica bajo en férreo estado de sitio. EN EL MISMO TERRENO DE LA GUERRA ESTALLABA LA REBELION. La mayor parte de los contingentes se sublevaron. Y CUANDO DESPUES DE MUCHO TIEMPO DE MANTENERLO OCULTO, SE  PUBNLICO POR FUERZA EL TRATADO DE LA TRIPLE ALIANZA, UN SENTIMIENTO UNANIME DE PROTESTA CALIFICO DE INICUO EL DOCUMENTO, EXPRESION QUE FUE REPETIDA EN EL CONGRESO MISMO”. (Atlántida Revista de Ciencias, Letras, Artes, Historia Americana y Administración. Tomo IV- página 161- Año 1911).
                Juan Bautista Alberdi, Ilustre ciudadano argentino, en carta dirigida a Gregorio Benítez, el 18 de Setiembre de 1867, cuyo original obra en el Museo Histórico Nacional Argentino bajo el Nº 2278 dice: “ES PROFUNDO EL RIDICULO EN QUE SE HALLA COLOCADO MITRE. TODO SU EJERCITO OCUPADO EN SOMETER AL PUEBLO ARGENTINO, QUE NO QUIERE LA GUERRA CONTRA EL PARAGUAY, Y EL GENERAL SOLO Y SIN SOLDADOS CONVECIDOS DE LA RAZÓN DE LA GUERRA Y NOS DISPUESTOS AL SERVICIO DE UN EJERCITO EXTRANJERO”.
                Miente groseramente el Almirante Rojas al decir: “aleves y crueles ataque llevados en contra de sus desprevenidos buques de guerra, asaltados y muertos sus tripulantes, de la Provincia de Corrientes invadida y saqueada, de su población torturada, diezmada y arreada en sufrientes columnas hasta el territorio guaraní”.
                Así lo demuestra el historiador argentino Rosa, en el libro citado, página 221: “Los paraguayos no fueron recibidos en Corrientes como invasores. El Gral. Robles ocupo Corrientes sin encontrar resistencia alguna este mantuvo la disciplina de sus tropas y advirtió a la población que la guerra era contra Mitre, auxiliar de los brasileros, y no contra el pueblo argentino”
                Con respecto a los barcos asaltados y muertos sus tripulantes, veamos que dice Rosa en las páginas 212 y siguiente de su libro: “Había en el puerto de Corrientes un pequeño buque de guerra en reparaciones, el Gualeguay, en estado tan rematadamente deplorable que se había destinado a transporte de caballos, no tenía cañones y en ese momento no se encontraba en condiciones de navegar. Nadie se extrañó que el Gobierno lo dejase amarrado a la barranca, pues no podía tentar la codicia paraguaya; pero en cambio los argentinos se asombraron que, no obstante, la inminente invasión, otro buque de guerra, el 25 de mayo, anclara en el puerto, pues por su escasa combatividad (era un buquecillo mercante armado de guerra) no podía defender Corrientes. Ambos buques fueron apresados por cinco navíos de guerra paraguayos, el 13 de Abril. NO HUBO LUCHA”.
                Preguntamos, ¿Quién fue el tirano? El Mariscal López que defendió la causa americana, seguido por su pueblo hasta el fin, o los agentes del imperialismo que “arreaban”, para usar el mismo término del Almirante Rojas, a sus compatriotas a una guerra que la sabían injusta.
                Leamos a Rosa, compatriota del Almirante, en la página 255 y siguientes de su libro: “…fueron los contingentes de “voluntarios” que se sublevaban apenas les sacaban las maneas, o se sentían libres de los encargados de custodiarlos hasta la frontera…”.
                CUANTO TIENE QUE APRENDER EL SEÑOR ALMIRANTE ROJAS DE LA HIDALGUIA PARAGUAYA, QUE ASILO A SU RECLACITRANTE ADVERSARIO, CASI ESTAMOS TENTADOS DE ESCRIBIR ENEMIGO, DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, LO AYUDO A MORIR, SUAVIZANDO CON EL PERDON EL ENORME CARGO DE SU SUCIA CONCIENCIA Y DIO EL NOMBRE DE SARMIENTO A UNAS DE LAS CALLES DE ASUNCION…!
                Quisiéramos creer que el Sr. Rojas ignora los hechos históricos de su propia país, por eso nos vemos en la obligación de seguir transcribiendo a su compatriota José María Rosa, que en la página 70 del libro ya citado, con respecto a la intervención de Francisco Solana López el 11 de Noviembre de 1859, para poner fin a la sangrienta guerra entre argentinos (La Confederación y el Gobierno de Buenos Aires, cuyos jefes eran Urquiza y Mitre respectivamente) expresa: “EL PACTO DE UNION NACIONAL GESTIONADO POR SOLANO LÓPEZ SALVABA A BUENOS AIRES.
                Entre grandes festejos, el joven general fue agasajado por provincianos y porteños; BUENOS AIRES LE OBSEQUIO UN ALBUN DE HONOR Y LO DECLARO BENEMERITO; Urquiza en su proclama del 11 de noviembre decía: “Ya no hay unitarios ni federales: hermanos todos…gracias a los esfuerzos por la paz del ilustre Mediador del Paraguay. A él se le debe en gran parte el fausto resultado. Ninguna demostración de gratitud será demasiado para honrar su amistad. LA REPUBLICA ARGENTINA LE DEBE UNA MUESTRA DE APRECIO; LA CIUDAD DE BUENOS AIRES LE DEBE UNA PALMA”. Y el Almirante Rojas se indigna porque parte de una calle de Buenos Aires lleva el nombre de quien la salvó, FRANCISCO SOLANO LÓPEZ, cuando ya Urquiza estaba en sus puertas y había ordenado ocuparla a sangre y fuego…!
                A fin de cuentas, nosotros los paraguayos no necesitamos que el nombre de nuestro héroe esté escrito en chapa en una calle de Buenos Aires… hace mucho tiempo que el nombre del Mariscal, brilla con matices de oro, sangre, sacrificios, heroísmo y virilidad en los cielos de América…!
                Así lo reconoció el General Juan Manuel de Rosas, figura histórica argentina, en carta que le escribiera a su amigo José María Roxas y Patrón el 17 de Febrero de 1869: “Su Excelencia el General José de San Martín me honró con la siguiente manda: “La espada que me acompaño durante la guerra de la Independencia será entregada al General Rosas por la firmeza y sabiduría que ha sostenido los derechos de la Patria…”. Y YO JUAN MANUEL DE ROSAS,  a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a S.E. el señor Mariscal Presidente de la República del Paraguay y generalísimo de sus ejércitos la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria…”. (Archivo General de la Nación- Buenos Aires).
                Sobran las palabras. Estos testimonios son elocuentes. El saqueo de ciudades paraguayas, el asalto a los bienes y patrimonio de los habitantes de Asunción, la usurpación Argentina del Chaco Paraguayo salvado por el fallo del Presidente norteamericano Hayes,  EL REPARTO DE TIERRAS GUARANIES, vil despojo de la, “victoria y gloria aliada”, sobre el pueblo que sucumbió sin rendirse, son capítulos dolorosos de una historia triste, que deberían servirnos a todos los habitantes de América para estrechar vínculos fraternales de amor y cooperación, respetando nuestros fueros íntimos y sobre todo reconociendo los valores nacionales de cada uno de nuestros países.
                                                                                                             Carlos Alberto Mazó Miers

Nota :  El extinto Dr. Guillermo González Thomás, vecino de Pilar me facilitó el ejemplar de LA NACION de Buenos Aires y me conminó a contestar la publicación. El se encargó de hacer llegar al diario porteño,  a Casa Paraguaya de Residentes en Buenos Aires y a la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, ejemplares de EL SUR.



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