Arrullaste los ensueños y diste luz a las nostalgias,
trajiste en tus aguas historias lejanas y ecos profundos… diste tu nombre
sonoro, vibrante, agreste y bravío, a la tierra heroica, sufrida, estoica de
Ñeembucú. ¿Qué te pasa hermano arroyo? ¿Quién aventa tus aguas? Es el espíritu
de los payaguá? Hace doscientos años que somos amigos… Los niños acariciaban
tus otrora mansa corriente. El poeta tejió versos a tu luna única que derrama
torrente de luces sobre tu rostro apacible…
…al pescador le diste la emoción
del pique… Recibiste de la guarania los ecos Que el trovador pilarense cantó a
tu belleza, Y el adiós a tu inacabable viaje Camino al mar…!
¿Por qué hieres a
este pueblo que tanto te quiere? ¿Qué duende milenario dormido en tu lecho
despierta hoy el odio? ¿no sientes el llanto de ancianos y niños? No te
conmueve el acre sudor moreno del hijo de esta tierra? Mira esos pies llagados
de jóvenes soldados. Mira la angustia de esa madre y el asombro temeroso de sus
niños…!
¿No te compadeces de esos ojos desvelados? ¿No te asusta el silencio de
las noches grávidas de miedo? Palpa con tus dedos de agua el dolor de seres que
se separan Y exprime por dentro millones de lágrimas para que tus aguas bajen…
Llora, Ñeembucú, un llanto gigante por los pilarenses que se van para vivir en
campamentos y hogares prestados, por los que muerden el pan generoso de mil
almas que nos compadecen… Hermano Ñeembucú, eres de la misma fibra de los que
se defienden. Tu temperamento es pilarense. El pueblo y tú son sólo uno en este
porfiado encuentro. Basta ya de lucha! Vuelve a ser mi Hermano! El de tantos
días de sol y de calor. el del dichoso abrazo sobre la dorada arena de tus
playas. Que los muros sean recuerdos de una lección aprendida! Monumentos a la
humana fraternidad! Monumentos de perdón y de amor! Ñeembucú, toma las
Pilarenses manos y volvamos a ser HERMANOS…!
Carlos Alberto Mazó Miers
31 Aniversario de la Inundación, Mayo 1983
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