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viernes, 14 de marzo de 2014

“QUEREMOS QUE DIGAN, CON EXACTITUD, QUE ES LO QUE HACEN EN DIOXITEK”

 (Nota de archivo Año 2006)
* Por Daniel Díaz Romero- Sala de Prensa Ambiental
 Así lo afirma, Diana Rabb, desde la Secretaría de Prevención y Gestión Ambiental de la Municipalidad de Córdoba, transcurrido un mes y medio desde que Día a Día publicó un informe acerca del volcamiento de un elemento radiactivo al sistema cloacal de la ciudad.
La presencia de químicos altamente peligrosos utilizados en el proceso de purificación uranífera, como nitratos residuales, amonios y ácidos, se suman a la preocupación que despertaba el volcamiento de uranio. Por ello, la Municipalidad planea, ahora, extender los exámenes al agua, al aire y al suelo.
La Secretaría de Gestión y Prevención Ambiental de la Municipalidad intenta acelerar una inspección conjunta con la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), en la Planta de reconversión de uranio, situada en el barrio de Alta Córdoba, en el marco de un plan de muestreo y análisis de los vertidos producidos por Dioxitek S.A.
Si bien, se realizaron los primeros exámenes de los residuos líquidos que vierte la Planta, los funcionarios municipales se mostraron cautelosos y expresaron que los resultados definitivos se conocerán luego de una serie de estudios.
El concentrado de uranio importado, es diluido en la Planta de Alta Córdoba, con ácido nítrico y agua. De esta conjunción se obtiene una solución de nitrato de uranilo impuro. Dicha compuesto contiene un 60% de uranio concentrado y el resto esta formado por una solución integrada por todos los elementos de la tabla periódica.
La solución pasa también por un tratamiento con JP1 (la nafta utilizada en los aviones). Luego de concentrar la solución de nitrato de uranilo puro, se le agrega amoniaco y anhídrido carbónico y se le adicionan nitrógeno e hidrógeno y se convierte en polvo de dióxido de uranio. Los tambores que lo contienen, luego de transcurrir un tiempo, son trasladados hacia Buenos Aires. Desde Alta Córdoba, salen camiones cargados de tambores hasta Ezeiza. Así, Dioxitek provee los elementos combustibles para las centrales nucleares de potencia.
¿CONTAMINA O NO CONTAMINA?, ESA ES LA CUESTIÓN
Contrariamente a la certeza que brinda la Dirección de Redes, acerca de que Dioxitek no genera contaminación química, en los despachos del área ambiental, comenzaron a crecer las dudas. Diana Rabb, afirma: “Todavía no podemos decir qué están tirando porque estamos analizando el proceso que realiza la Planta. Pero hay un gran riesgo, porque usan altos contenidos de acido nítrico para extraer el uranio y es un residuo liquido que también va a las cloacas. También, queremos controlar el amonio y los nitratos” tras lo cual agrega que“Nos preocupa el procedimiento que utilizan, pero necesitamos un monitoreo que se extienda en el tiempo, porque la empresa uranífera tiene un sistema de funcionamiento irregular. Esos componentes químicos nos preocupan, pero debemos tener todos los elementos para sacar conclusiones”, sostiene la funcionaria del área ambiental.
             El uranio es un metal pesado con capacidad de bio-acumularse y posee toxicidad química, además de ser radiactivo.  Su alta peligrosidad radica en que se deposita en los huesos, el hígado o los riñones y no existe manera de extraerlo. Donde se acumula emite radiactividad, por ello es mutagénico del ADN humano y tiene efectos cancerígenos.
Una ingeniera química advertía a éste diario que “La mayoría de las industrias, si no pueden cumplir con las leyes que regulan el vertido de sustancias peligrosas, diluyen sus efluentes en agua. Si la norma dice que no se puede verter más de 1 gramo de sustancias peligrosas por litro de agua, agregan un litro más y de esa manera“cumplen” con lo exigido por las leyes. Eso tiene como agravante que, además de descargar la misma cantidad del compuesto tóxico o radiactivo, utilizan grandes cantidades de agua para disfrazar lo que están vertiendo. Al final, desechan la cantidad prohibida”. Tras el informe de Día a Día, el organismo ambiental municipal admite que “Nos basamos en una Reglamentación que admite diluir los residuos, por eso estamos controlando todo el esquema productivo de Dioxitek, porque no queremos que usen toneladas de agua para diluir lo que arrojan. Eso se los dije a los responsables de la empresa”, asegura Rabb.
Pero, además del vertido de elementos radiactivos a las cloacas, hoy el área ambiental de la Municipalidad está interesada en controlar la Planta, puertas adentro. “Nos gustaría que la Autoridad Regulatoria Nuclear – organismo nacional con sede en Capital Federal, encargado de controlar las actividades relacionadas con la energía atómica- explique lo que están haciendo.Queremos ver los muestreos en terreno. El próximo muestreo programado por la ARN es dentro de dos meses y me parece demasiado tiempo. Pedí una inspección extraordinaria para antes de marzo”, dice Rabb.
            Es que en el área ambiental del Municipio no están conformes con los estudios que realiza la ARN, ya que no brindan un panorama completo de una potencial contaminación química. El organismo nuclear nacional, solo se ocupa del control de los elementos radiactivos, pero hace caso omiso de peligrosas sustancias químicas. Por ello, Diana Rabb señala: “Quiero ver como hacen las muestras para poder opinar. En los informes presentados por Dioxitek no aparecen los niveles de nitratos porque la ARN solo exige mediciones de uranio y de radón. Miden solo los residuos radiactivos.” En el caso de los nitratos, al incorporarlos en el estómago, éstos se reducen a nitritos que inhiben la respiración celular, transformándose en agentes cancerigenos, también.
            Aparentemente, Dioxitek nunca tuvo controles externos de residuos químicos. Rabb señala que “Al menos, en los informes presentados por la ARN, no figuran” y es la misma funcionaria quien se pregunta “¿Como puede ser que no tengamos una descripción exacta de lo que hacen ahí dentro? Necesitamos saber que hacen con el uranio y las sustancias químicas. Queremos que digan con exactitud que es lo que hacen y cada cuanto lo hacen, porque la empresa no brindaba esa información a la Municipalidad, que hasta ahora, tampoco se la exigía.” Ahora, asegura Rabb, “Nos interesa saber como transportan las sustancias y cuanto tiempo están depositadas en la Planta. La ARN controla los residuos radiactivos sólidos, que vuelven a Mendoza y se almacenan en tanques. Nos preocupa saber en que cantidad, durante cuanto tiempo y donde almacenan esos residuos, porque cuando tienen alta producción generan gran cantidad de desechos en Alta Córdoba.”
            ¿No se sabe que residuos están generando?, preguntamos a la funcionaria: “Los planos de la Planta no estaban presentados en la Municipalidad. Según la ARN, ellos tienen presentado todo en provincia.” Es que la Secretaria de Ambiente no se muestra tan conforme, como sus pares de la Dirección de Redes y Saneamiento, ya que la reglamentación 2/11 de la Ordenanza, fija valores mínimos de ciertas sustancias y deja librado a criterio de la Autoridad Regulatoria Nuclear, otras. En ese listado de sustancias no aparece el uranio.
Al respecto, Rabb sostiene que “Es política de la Secretaría no tener volcamientos de uranio. Nosotros comunicamos esto a la ARN y ellos nos presentaron los valores de lo que autorizan a volcar en las cloacas y lo estamos analizando.” El ing. Hugo Picola, de la Dirección de Redes explica: “El inconveniente de manejar muestras que involucran elementos tan altamente contaminantes como el uranio es que, laboratorios como los del CEPROCOR y el CEQUIMAP, cuando les decimos que le vamos a llevar una traza liquida, la cual, puede contener uranio, dicen: “Ah, no, eso no lo hacemos” y agrega: “Entramos en la cuestión, entonces, de quien toca esa muestra, mas allá del aspecto de la protección, nadie se quiere involucrar en manipular muestras con esos valores.”             Maria Luisa Pignata, docente de la Maestría en Ingeniería Ambiental de la Universidad Tecnológica Nacional, advierte que el uranio puede entorpecer el trabajo de bio-tratamiento que tratan a los efluentes cloacales en la Planta de Bajo Grande: “No está preparada para el tratamiento de desechos de uranio” y explica que, incluso, puede perjudicar a los microorganismos encargados de la depuración de las excretas y califica a esa situación de inadmisible, en cualquier lugar del mundo.
Salduna, reconoce que “El uranio pasa al río, porque esa agua nosotros no la reutilizamos, ni la bebemos, ni la manejamos en agricultura. Suponiendo que Dioxitek no estuviera conectada a una Planta de Redes, pasaría al sub-suelo o al río, mediante otro conducto.”            Por su parte, Pignata explica que “Los informes de Dioxitek, expresados como están, no permiten valorar efectos sobre la salud. No están las mediciones de descarga al ambiente en el mes de enero del 2003, por ejemplo.”

            La especialista en Ciencias Químicas, reflexiona acerca del tinte alarmista con el que, algunas autoridades y responsables de la empresa, califican las informaciones de los volcamientos de Dioxitek, ellos aseguran que “…el uranio no es peligroso, que es un elemento presente en la naturaleza…”. La experta establece una sugestiva pregunta: ¿Por qué controlan el uranio entonces, si no es peligroso?   

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